Cuando Ebro fue despedido de su trabajo de muchos años en la radio, no solo perdió un empleo, sino también una plataforma. Pero en lugar de rendirse, dio un giro. Junto con Rosenberg y Laura, lanzó un programa en YouTube, convirtiendo su despido en una nueva aventura mediática. Mientras ellos intentan reconstruir sus carreras, uno de sus antiguos compañeros, Charlemagne the God, está acaparando titulares, no solo por sus comentarios, sino por un supuesto acuerdo de 200 millones de dólares con iHeart Media y Netflix para llevar su red de podcasts a la televisión.
Y ahí es donde la cosa se pone interesante.
Ebro, ahora un crítico acérrimo del éxito de Charlemagne, no se anduvo con rodeos. En un video que se hizo viral, dijo: «Había cosas que Charlemagne estaba dispuesto a hacer que yo jamás habría hecho. Jamás. Y así es como se consiguen esos grandes contratos». Presentó el acuerdo de Charlemagne como resultado de concesiones políticas, de hacer «el juego» que Ebro se niega a hacer. Incluso lo comparó con el contrato de Stephen A. Smith con Disney, diciendo que si estás dispuesto a «cambiar de bando y seguir el juego», puedes conseguir un contrato de 10 a 15 millones de dólares. ¿Pero Ebro? Él no lo hará. Y por eso lo despidieron. ¿Charlemagne? Se hizo rico.
Pero aquí está la clave: Charlemagne no tuvo simplemente suerte. Construyó algo sólido.
Mientras Ebro pasó su carrera dependiendo de un sueldo de una emisora de radio corporativa, Charlemagne dedicó años a cultivar The Black Effect, una red de podcasts dedicada a amplificar las voces de la comunidad negra en la cultura, la política, la música y más. Esa red es lo que lo hizo valioso para iHeart y Netflix. El acuerdo de 200 millones de dólares no es una ganancia personal, es una inversión en una marca, una plataforma y una comunidad de creadores. Charlemagne no solo consiguió un contrato; se lo ganó.
Y lo ha dejado claro. En un video reciente, desmintió la idea de que se está embolsando 200 millones de dólares. «Todo ese dinero, todas esas cifras», dijo, «no sé nada de eso». Enfatizó que el dinero está destinado a apoyar a los creadores de su red, no a enriquecerse él mismo. Luego llegó la respuesta de Dead Academics, un crítico de Ebro y Rosenberg desde hace mucho tiempo. No solo defendió a Charlemagne, sino que destrozó la narrativa de Ebro. “Miren, miren, ustedes dos son unos perdedores”, dijo. “Charlemagne es el hombre más trabajador del medio. Tiene cinco trabajos. Vende libros. Hace todo tipo de cosas”. Academics calificó a Ebro y Rosenberg de perezosos, que siguen trabajando desde casas separadas, envidiando a alguien que realmente ha construido algo. “Charlemagne, en su peor día, es 15.000 veces más entretenido y talentoso que ustedes dos juntos”, dijo. “Por eso le pagan”.
Y esa es la verdadera historia.
La narrativa de Ebro —que Charlemagne solo tuvo éxito porque comprometió sus valores— se desmorona al analizar los hechos. Charlemagne no es una marioneta política. Es un magnate de los medios que construyó un negocio sostenible. No tiene miedo de decir lo que piensa, pero tampoco tiene miedo de trabajar. No es solo un comentarista, es un emprendedor.
Mientras tanto, la respuesta de Ebro ha sido reafirmar su postura, aunque intentando retractarse. Dijo que no estaba criticando, solo diciendo la verdad. Pero la verdad es que está culpando de su fracaso a la política y al sistema, mientras que el éxito de Charlemagne se presenta como una traición a la autenticidad. Pero si se analizan las pruebas, no se trata de política. Se trata de acción. Se trata de construir algo que perdure.
Entonces, ¿cuál es la lección aquí?
El éxito no se trata de lo que estás dispuesto a hacer —o no hacer— políticamente. Se trata de lo que estás dispuesto a construir. Charlemagne no esperó a que le llegara una oportunidad. Creó la plataforma que lo hizo valioso. Ebro, por otro lado, quizás tenía la voz, pero nunca construyó la marca.
Y esa es la verdadera diferencia.
¿Qué opinas? ¿El éxito de Charlemagne es resultado de un compromiso o simplemente la recompensa por el trabajo duro y la visión? Déjanos tu opinión en los comentarios.

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