En la mayoría de los casos, cada nuevo primer ministro tiene un "período de luna de miel", un arranque inicial de popularidad y buena voluntad del público y la prensa cuando asume el cargo. Básicamente, es una sensación de frescura y optimismo sobre el nuevo liderazgo. Sin embargo, los acontecimientos recientes indican que el período de luna de miel de Keir Starmer podría estar llegando a un final abrupto, apenas unas semanas después de su aplastante victoria electoral.
Caída de la popularidad
Según encuestas recientes, una tendencia inquietante se cierne sobre el líder del Partido Laborista Keir Starmer y su gobierno. La euforia que anunció la aparición de Starmer se está disipando rápidamente. Los índices de aprobación de Starmer cayeron drásticamente en 16 puntos en dos semanas. Esto fue acompañado por una fuerte caída en la aprobación de los principales ministros del gabinete, en particular Rachel Reeves, la canciller. El índice de aprobación de Reeves ha caído en picada hasta en un 23% desde el anuncio de los controvertidos recortes del gasto para reparar un agujero negro fiscal de 22 mil millones de libras heredado de la administración anterior.
Decisiones impopulares y descontento público
Entre las principales razones de esta caída de popularidad está la reacción contra las políticas fiscales de Reeves. Su propuesta de poner fin a los pagos universales de combustible de invierno para los jubilados, sustituyéndolos por un sistema basado en la evaluación de los medios, ha sido recibida con gran desagrado. Sólo el 29% de los ciudadanos apoya este cambio, mientras que casi la mitad se opone. Esto refleja un enojo más amplio por la forma en que el nuevo gobierno está manejando las cuestiones económicas.
No sólo las políticas financieras, sino también la respuesta del gobierno a los recientes disturbios en todo el Reino Unido han afectado duramente a los índices de aprobación de Starmer. Una nueva encuesta muestra que sólo el 31% de las personas que respondieron a una encuesta reciente creían que Starmer estaba gestionando bien los disturbios, y el 49% pensaba que estaba haciendo un mal trabajo. Hay poca confianza en Starmer incluso entre los partidarios del Partido Laborista; sólo el 24% de ellos parece decir cosas positivas sobre él por su gestión de la crisis.
Factores detrás de la caída
Una miríada de factores ha provocado este final temprano del período de luna de miel de Starmer. La rebelión de los diputados de base contra políticas como la limitación de dos hijos a las prestaciones contribuyó a esa inestabilidad.
Recortes del gasto: Los recortes necesarios para reducir el déficit presupuestario han sido profundamente impopulares, especialmente los recortes a las prestaciones de los jubilados.
Malestar público: La gestión del gobierno de los disturbios públicos, incluidos los recientes disturbios, ha sido criticada por el espectro político.
Todos estos problemas tomados en conjunto indican que esta buena voluntad inicial hacia Starmer y su gobierno se está evaporando más rápido de lo que muchos podrían haber predicho. A esto se sumó la ausencia de cualquier avance político importante o una respuesta fuerte a la crisis que facilitara a Starmer recuperar el apoyo perdido.
Mirando hacia el futuro
Las perspectivas futuras para Starmer y su gobierno no parecen demasiado prometedoras. La capacidad de gestionar el malestar público y de superar las complejidades de las restricciones presupuestarias será fundamental para mantener el apoyo. Será muy interesante ver, en los próximos meses, si Starmer puede cambiar el rumbo del sentimiento público e infundir confianza en su liderazgo. La forma en que él y su equipo respondan a estos primeros reveses será de gran ayuda para determinar en qué medida su gestión del cargo de primer ministro es ordenada.
El contexto político sigue siendo cambiante y el estado de ánimo del público puede cambiar con la misma rapidez, dependiendo de cómo se perciba que el nuevo gobierno está manejando tanto las crisis de corto plazo como los problemas de largo plazo. Una cosa parece evidente en la actualidad: los primeros signos de insatisfacción son motivo de grave preocupación y un indicador importante del duro camino que le espera al nuevo Primer Ministro.