Una fan de Taylor Swift demanda a StubHub por la "Garantía FanProtect" y afirma que sus entradas de $14,000 fueron degradadas a asientos inferiores.
Una fan de Taylor Swift ha presentado una demanda colectiva contra StubHub, acusando al gigante de la reventa de entradas de incumplir su ampliamente promocionada "Garantía FanProtect". El caso, presentado en el estado de Washington, se centra en las alegaciones de que la compañía dejó a los fans con asientos inferiores y opciones de reembolso poco claras tras prometer entradas "iguales o mejores" en caso de problemas.
La demandante principal, Alexis Christensen, afirma que gastó $14,000 en entradas para un concierto de Taylor Swift, solo para descubrir que las entradas eran nulas el día del espectáculo. StubHub supuestamente ofreció entradas de reemplazo, pero en asientos con una vista lateral muy pronunciada del escenario, muy inferiores a las que había comprado originalmente.
La Garantía FanProtect de StubHub anuncia que los compradores están protegidos contra entradas inválidas, con la promesa de reemplazarlas por asientos iguales o mejores o emitir un reembolso completo. Sin embargo, la demanda alega que la letra pequeña de la empresa incluye "criterios vagos y subjetivos" que le permiten eludir este compromiso, ofreciendo a menudo entradas de menor calidad a precios exorbitantes.
La demanda de Christensen busca representar a un grupo más amplio de clientes, potencialmente millones, que podrían haber tenido experiencias similares. No obstante, se avecina un obstáculo importante: los términos de servicio de StubHub exigen que las disputas se resuelvan mediante arbitraje individual, una cláusula que podría impedir que los fans unan fuerzas en una demanda colectiva.
En un breve comunicado, StubHub reiteró su compromiso con la satisfacción del cliente, pero declinó hacer comentarios sobre el litigio en curso.
El caso plantea interrogantes más profundos sobre la protección del consumidor y la transparencia en el mercado secundario de entradas, especialmente cuando los fans desembolsan sumas récord para giras de gran demanda como la de Taylor Swift. A medida que la música en vivo continúa recuperándose tras la pandemia —y los precios de reventa de entradas suben— esta demanda podría indicar un mayor escrutinio sobre cómo plataformas como StubHub definen las "garantías" en la práctica.
Si las afirmaciones de Christensen cobran fuerza, el resultado podría sentar un precedente importante sobre cómo se responsabiliza a las plataformas de reventa de entradas de sus promesas y sobre cuántos recursos legales tienen realmente los aficionados cuando la experiencia por la que pagaron no coincide con lo que reciben.

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