Ticketmaster bajo fuego: Cambios de política en medio del escrutinio federal por el escándalo de reventa de entradas
Ticketmaster vuelve a estar en el punto de mira, y no por las razones correctas. El gigante de la venta de entradas ha anunciado una serie de importantes cambios de política tras la creciente presión de la Comisión Federal de Comercio (FTC), el Departamento de Justicia (DOJ) y miembros del Congreso. La compañía afirma que limitará las cuentas de los intermediarios y cerrará su controvertida plataforma TradeDesk, acusada desde hace tiempo de fomentar la reventa de entradas y la especulación de precios.
Los cambios se detallaron en una carta reciente enviada a los legisladores mientras Ticketmaster enfrenta una demanda por presuntas violaciones de la Ley BOTS, una ley federal que prohíbe el uso de bots automatizados para la compra masiva de entradas. Estos bots a menudo han permitido a los intermediarios acaparar miles de entradas en segundos, solo para revenderlas a precios inflados en mercados secundarios, a menudo a través de los propios canales de reventa de Ticketmaster.
Durante años, Ticketmaster ha afirmado estar combatiendo la reventa de entradas y las prácticas desleales. Sin embargo, múltiples investigaciones e informes de prensa han revelado evidencia de colusión entre la compañía y los mismos corredores a los que afirmaba oponerse. Su plataforma TradeDesk, ahora desaparecida, supuestamente permitía a los corredores gestionar y revender entradas fácilmente, a precios muchas veces superiores a su valor nominal, mientras que Ticketmaster se quedaba con un porcentaje de esas ventas infladas.
Con el creciente escrutinio del Congreso y los reguladores sobre sus prácticas, Ticketmaster parece estar en modo de control de daños. El cierre de TradeDesk y el endurecimiento de las políticas para corredores se consideran intentos de limpiar su imagen en medio de la creciente indignación pública y las preocupaciones antimonopolio.
Sin embargo, los críticos se mantienen escépticos. Muchos creen que estos cambios son insuficientes y llegan demasiado tarde, argumentando que Ticketmaster ya se ha beneficiado enormemente del mercado secundario que ayudó a crear. Los grupos de defensa del consumidor afirman que el dominio de la compañía sobre las ventas primarias y secundarias de entradas le ha permitido beneficiarse de la reventa en lugar de detenerla.
La última controversia solo agrava el problema de reputación de Ticketmaster, que empeoró tras el fiasco del "Eras Tour" de Taylor Swift, que expuso las fallas e injusticias del sistema de venta de entradas a millones de fans. Ahora, con las autoridades federales rondando y la confianza pública erosionada, Ticketmaster enfrenta una ardua batalla para demostrar que realmente se está reformando, no solo protegiendo sus ganancias.

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