Cuando las estrellas de Hollywood crean música que importa, pasan del escenario al estudio.
No es ningún secreto que muchos actores saben cantar. Al fin y al cabo, se requieren excelentes habilidades vocales para teatro musical, películas biográficas o representaciones dramáticas que requieren expresar un espectro de emociones a través de la canción. Una cosa es cantar bien interpretando a un personaje o en televisión, pero otra muy distinta es triunfar como músico comercial.
A lo largo de los años, varias estrellas de Hollywood han intentado pasar del estudio a la cabina de sonido. Algunos actores ofrecen grandes actuaciones en películas como Los Miserables o Bohemian Rhapsody, y la gente los aprecia por ser capaces de dar vida a clásicos de la música. Pero ¿componer una canción de la nada? ¿Crear una identidad sonora que tenga sentido? ¿Conseguir que una base de fans se interese por algo más que tu nombre? Ese es el verdadero reto.
Ha habido éxitos y fracasos en estos intentos de cruzar fronteras. Hay quienes en el mundo de la música respetan de verdad a cada actor cuyo CD cae en el olvido. Donald Glover (Childish Gambino) es un ejemplo de alguien que ha ganado premios Grammy y alcanzado poder cultural mezclando hip-hop, funk y sátira social. O Zooey Deschanel, cuyo dúo de indie-folk She & Him ha ganado muchísimos fans a lo largo de varios álbumes. Maya Hawke es otra artista cuyas canciones con influencia folk han sido elogiadas por sus letras personales y arreglos sencillos.
Lo que hace que algunas transiciones sean exitosas y otras olvidables es a menudo su autenticidad y su significado. Los mejores actores-músicos no solo se dedican a la actuación; se esfuerzan. No ven la música como una forma de presumir; la ven como una habilidad. Salen de gira. Trabajan con productores experimentados. Con cada lanzamiento, su éxito crece.
También es interesante notar que géneros como el folk, el R&B y la música alternativa parecen ser más efectivos para este tipo de fusiones que el Top 40. Esto podría deberse a que estos enfoques valoran la narrativa y la profundidad emocional, cualidades que los buenos actores suelen poseer en abundancia.
Al final, el salto de la actuación a la música está lleno de problemas, pero no es imposible. Si se hace bien, muestra nuevas facetas de personas que conoces y amas. A veces, incluso crea un artista que merece ser tratado con seriedad en ambos ámbitos.

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