Lola Brooke cumple en todos los aspectos con "Bon Appétit"

 



Lola Brooke ofrece un festín feroz en "Bon Appétit"


Lola Brooke está a tope con su último sencillo, "Bon Appétit", y podría ser la actuación más explosiva de su ascendente carrera hasta la fecha. Con una entrega a partes iguales descarnada y carismática, la rapera nacida en Brooklyn se lanza a toda velocidad a través de este tema con la confianza que solo ella puede lograr: audaz, descarada y completamente imperturbable.


Desde el primer verso —"No soy una tonta desesperada, pero podría desesperarme"—, Lola marca el tono de lo que se convierte en una explosión controlada de energía pura. Es esa dualidad —linda y caótica, calculada pero sin filtros— la que la convierte en una voz tan cautivadora en el panorama del rap actual. Su estatura, pequeña pero potente, no hace más que amplificar su impacto, especialmente cuando su voz se mueve al ritmo con ese ritmo grave y vibrante característico.


En un comunicado de prensa, Lola reveló que “Bon Appétit” nació de forma espontánea:


“Creé ‘Bon Appétit’ rapidísimo… solo intentando devolver algo a la gente… parece que la gente tiene hambre de esta faceta mía”.


Y con hambre tiene razón. La canción rebosa de frases memorables, pero es más que solo versos ingeniosos: es la cadencia, la arrogancia y la forma en que retuerce sus inflexiones vocales, alargando sílabas y respondiendo con frases ingeniosas. Lo más destacado podría ser su contraste entre glamour y agallas:


“Just left out the trench, came back looking flee / Looking like candy, sht ain't sweet / Ghetto and fancy, ttches ain't me”.


“Bon Appétit” no es solo una canción, es una declaración. Un recordatorio de que Lola Brooke no está aquí para jugar a lo seguro ni para quedarse encerrada en un solo carril. Se está desatando, experimentando y alimentando las calles con algo feroz.


¡Anímate! Dale un mordisco y pon "Bon Appétit".



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