Dream Into It de Billy Idol: Unas memorias crudas y rockeras en movimiento
Billy Idol nunca ha hecho nada a medias, y con Dream Into It, su noveno álbum de estudio —y su primer álbum de larga duración en más de una década— demuestra una vez más que su espíritu punk y su corazón rockero siguen latiendo con fuerza y orgullo. Más que una simple colección de canciones, Dream Into It suena como unas memorias con una banda sonora vibrante y afilada.
Este es Idol en su faceta más vulnerable y consciente, narrando la historia de una vida vivida a todo volumen. Desde sus días como un joven soñador punk en el sórdido underground londinense hasta su ascenso con el cuero negro como ícono de la MTV, cada latido de este álbum vibra con el peso de la experiencia. Las sobredosis, el accidente de moto, el caos del exceso: todo está ahí, pero también está la redención: una sabiduría ganada con esfuerzo, el abrazo de la familia y una chispa creativa fresca que no resulta nada nostálgica. Dicho esto, Dream Into It no es solo reflexivo, sino también vibrante. El disco impacta con una mezcla de calor punk de la vieja escuela y una producción elegante y moderna, gracias en parte al regreso de la mano derecha de Idol, el siempre rompedor Steve Stevens, y al toque moderno del productor Tommy English. Los temas rebosan energía, equilibrando ganchos pop y riffs ásperos de una forma que solo Billy puede lograr.
Y luego están los invitados: dos íconos por derecho propio. Joan Jett aporta su mordacidad atemporal a un apasionado dueto, mientras que Alison Mosshart (de The Kills y Dead Weather) se adentra en un tema más oscuro y misterioso que hierve a fuego lento y arde.
Dream Into It es una autobiografía musical sin pretensiones: solo corazón, agallas y esa mueca siempre desafiante. Es un recordatorio de que incluso las leyendas del punk pueden madurar sin venderse, y que a veces, las mejores historias vienen después de la caída.
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