Cómo funciona la desinformación en el cerebro, según un psicólogo

 



El cerebro y la desinformación

La desinformación se define como información errónea o defectuosa que se difunde intencional o accidentalmente, lo que da lugar a conceptos erróneos o creencias erróneas. Comprender cómo opera la información errónea en el cerebro puede ayudarnos a comprender por qué las personas son propensas a sufrirla y cómo combatirla. Los psicólogos cognitivos, a menudo conocidos como científicos del cerebro, investigan cómo funciona el cerebro humano, por ejemplo, cómo pensamos, recordamos y aprendemos.


La psicología de la desinformación

La psicología de la desinformación investiga los atajos mentales, las confusiones y las ilusiones que pueden llevarnos a pensar cosas que no son ciertas. Explica por qué las correcciones pueden funcionar o no, qué se debe tratar en las clases de alfabetización mediática y, en primer lugar, por qué las personas son susceptibles a la desinformación.


El sesgo cognitivo, que se refiere a la tendencia del cerebro a filtrar eventos basándose en ideas o expectativas preexistentes, es un concepto psicológico relevante para la desinformación. Otra idea que influye es el sesgo de confirmación, que implica encontrar información que valide nuestras opiniones anteriores ignorando los hechos contrarios.


La influencia de la desinformación

El efecto de desinformación es un fenómeno que ocurre cuando se introduce información falsa en la memoria de una persona sobre un evento. Las preguntas planteadas después de presenciar un incidente, según la psicóloga Elizabeth Loftus y sus colegas, pueden afectar el recuerdo de ese evento por parte de una persona. Si una pregunta contiene información errónea, puede ser absorbida por la memoria de un evento anterior, lo que resulta en recuerdos falsos.


Por ejemplo, si una persona es testigo de un accidente automovilístico y luego escucha una noticia que afirma que el conductor iba a exceso de velocidad, puede incluir ese elemento en su recuerdo del incidente, incluso si no fuera cierto.


Factores que influyen en la creencia en la desinformación

Varias variables psicológicas conducen a creencias desinformadas. Los sesgos cognitivos, el efecto de verdad ilusoria y el pensamiento motivado son ejemplos de ellos. El efecto de verdad ilusoria es la inclinación a creer en la información simplemente porque es familiar o se ha encontrado antes, mientras que los sesgos cognitivos se refieren a la propensión del cerebro a filtrar eventos basándose en creencias preexistentes. El pensamiento motivado ocurre cuando las personas aceptan o rechazan selectivamente información en función de sus ideas o intereses.


Eliminación de información errónea

La lucha contra la desinformación requiere un enfoque diverso. Los cursos de alfabetización mediática pueden ayudar a las personas a desarrollar habilidades de pensamiento crítico y evaluar la autenticidad de las fuentes de información. Los periodistas y las organizaciones de verificación de datos pueden ayudar brindando información precisa y abordando afirmaciones erróneas. Además, conocer las variables psicológicas que contribuyen a la desinformación podría ayudar a influir en las iniciativas de prevención.


Conclusión

La desinformación puede tener graves consecuencias tanto para los individuos como para la sociedad. Comprender la psicología de la desinformación puede ayudar a arrojar luz sobre por qué las personas son propensas a ella y cómo combatirla. Podemos ayudar a reducir la difusión y el impacto de la desinformación fomentando la alfabetización mediática, el pensamiento crítico y la información factual.

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente